Con dos ovarios o los que hagan falta.

 

    "Sólo tenía claro una cosa: ellas se merecen esta pelea".

    Seré padre, en unos meses, semanas incluso. Serán dos niñas las que vengan a este mundo. Lo soy de otra criatura que para cuando vean la luz del paritorio las mellizas estará cerca de cumplir los cinco años. Cuando ella nació le escribí unas líneas y en ellas le decía que caía en una tierra que nunca trató como merece, por lo general, a las mujeres. Un mundo en que su rol en la mayoría de civilizaciones y momentos de la Historia ha sido secundario, costilla sangrante de lo masculino, cuyos logros han sido empañados, muchas veces a drede, y cuyos derechos les ha costado sufrimiento y vidas conseguir, aún muchos están en el aire y otros, lamentablemente, en claro retroceso. 

Le susurraba a mi hija que pese a ello, yo estaría a su lado para defender conquistas feministas y ayudar a la tan ansiada igualdad. Ella será autónoma para pelearlo. Yo solo la alentaré, contribuiré como creo que lo estoy haciendo ahora, dando a conocer hechos como los que describiré a continuación, que no son más que costumbres, patrones, frases hechas, chistes, actitudes al fin y al cabo, que repetimos porque lo hemos heredado, “mamado”; un legado de la sociedad patriarcal que lleva machacándonos desde hace eones. 


    En estos últimos meses, al hacer público mi júbilo por la doble paternidad, la mayoría de las reacciones de mis interlocutores/as han sido de sorpresa pero sobre todo de negatividad. Primero por venir dos bebés, con lo que obviamente conlleva de logística y esfuerzo vital. Esto puede ser entendible, aunque los mensajes que uno espera son de optimismo, de refuerzo positivo, de alegría y ánimo. Todavía recuerdo cuando nació la primogénita y me advertían de que mis hobbies se irían al carajo, que no dormiría jamás en la vida, que mi vida sería un infierno… Y aquí estoy, casi un lustro después, con más conciertos que nunca a la espalda, un proyecto consolidado de página web, durmiendo siestas de cuando en cuando y a pata suelta los findes y con una relación sanísima con mi pareja que también sigue disfrutando de su tiempo libre. En el equilibrio está el secreto, entre otras cosas. Y bueno, aún así,se sobrelleva esa acogida más bien adversa que brinda el personal. Yo no actúo así, desde luego.  

Lo que no gusta y sobre todo me genera rechazo e indignación es que al conocer que son dos niñas  crean una atmósfera de negatividad como si el sexo, el femenino, claro, condicionara tu vida. Un aluvión de comentarios absurdos he tenido que soportar con el único paraguas del sentido común como parapeto.

¿Qué más dará que sean niñas o niños? ¿acaso no tiene cada género sus pros y contras? ¿acaso no cada uno sus etapas, sus características vitales, físicas y fisiológicas? ¿no tendrá cada persona en el futuro su personalidad? Pero claro, el “estigma mujer” está bien presente. Siempre lo he notado pero ahora lo constato en mis propias carnes. Y os hago partícipes de esos comentarios que seguramente no se vierten con mala fe, pero que beben de unos valores arcaicos que expresa o implícitamente están impuestos y se perpetúan.


 No te queda ná”, “serás el último mono”, “vas a mandar menos que...”, “anda que no vais a gastar papel”, “no vas a ganar para compresas” y demás lindeces, o mejor dicho, cosas absurdas, barbaridades incluso, hemos llegado a escuchar mi pareja y yo. 

Las “frasesitas rosas” tienen guasa; en clara alusión al ciclo menstrual de mis futuras hijas y con un más que evidente tono machista, ya digo que puede que inconsciente o heredado, el entender ese período natural de las mujeres en un sentido pernicioso y peyorativo, como algo sucio, calamitoso, como una carga, tal como se ha visto antiguamente por la sociedad, influenciada por la iglesia católica particularmente, y por lo que se advierte, no tan lejano en el tiempo, es una rémora que se ha cultivado en casa, educando de esa manera. Lo peor y lo que más me extraña es que algunos de esos “eslóganes” provienen de madres, mujeres. Pero claro, si se les ha educado así a muchas, ¿qué esperaba? Afortunadamente las cosas van cambiando pero démonos cuenta de que se sigue viendo así por mucha gente. Ya vale.


¿Y cómo reacciono ante estas aseveraciones? Pues suelo ser una persona diplomática pero siempre doy mi réplica, porque es necesaria para combatir estos desajustes culturales. Afirmo que intento llevar un equilibrio con mi pareja, sin el cual no seguiríamos juntos. Les comento que en casa no manda nadie, que las decisiones las tomamos en conjunto, unas veces cede la una, otras el otro. Les hago saber que vienen dos seres humanos, que las educaremos en igualdad y que cada una tendrá su espacio, incluidos su madre y su padre.

Algunos se ríen, no sé si diciendo para sus adentros que qué desgraciado e ingenuo soy; otras ponen cara de incredulidad; las menos intentan comprender y empatizar.

Sólo tengo claro una cosa: ellas se merecen esta pelea. ¿Me ayudas, te ayudas, les ayudas?



Fdo.: Arcano Indescifrable.



                            

  



 

Comentarios

  1. Muy acertada tu reflexión. Traer hijos a este mundo, parece ser para algunos, un disparate. La empatía cada vez es menos frecuente y estamos creando una sociedad, donde si no vas por la línea marcada, encontrarás mucho rechazo. Hijos o hijas, que más da, se les educa en valores, se les rodea de cariño y se intenta que lleguen a ser buenas personas. El equilibrio con la pareja se consigue, si se quiere. Y los hijos no tienen porque ser una carga. Como dicen: nada es verdad ni mentirá, todo depende del color del cristal por el que se mira

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  2. Muy de acuerdo en cuanto a los comentarios machistas.

    No tanto en cuanto a los otros. Yo siempre digo, en tono de coña pero con cierto conocimiento de causa, que el primer hijo te cambia la vida, el segundo te la destroza, y el tercero camina sobre las ruinas de tu existencia.

    Ya me contarás de dónde sacáis el tiempo. Y no vale encasquetarle los niños a los abuelos. Jaja.

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    1. Pues mi madre tuvo a 11...por esa regla q tú dices mejor ni hablamos jajaja...la recuerdo pasiva y tranquila ..sin extres aparente...q seguro q lo tenía...pero tenía tiempo para bailar y no lo tenía para limpiar el polvo ..ni posturear...el extres lo causamos nosotros ahora en estos tiempos q vamos como pollos sin cabezas..

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    2. Gracias por leer, Puli. No comparto tampoco esa visión, aunque sé que lo dices de coña. Muy "destroyer", desde luego, jaja. Tú sacas tiempo para todo, teniendo tres, así que no me creo nada, jaja. Intentaré mantener el equilibrio que llevo con mi pareja, a sabiendas que costará.

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  3. La conexión emocional junto a la pareja debe ser prioritario...los hij@s son un regalo temporal bajo alas por un tiempo limitado q debemos disfrutar de sus días grises y soleado...
    Los comentarios " no vas a ganar para compresas....no te queda na...vas a mandar menos q...."vienen de " machitos" vacíos y " hembritas" amargadas... evidentemente la vida cambia...hay más ojeras,más prisa,más trabajo...días malos q todo lo puede...pero no es comparado con el amor tan limpio y puro de cada día.
    La vida ; aquí y ahora.

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    1. Muy de acuerdo, Kika. Hay que vivir la experiencia, en un sentido y otro. Y lo tengo claro, pelearé por esa igualdad al máximo.

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  4. Yo he vivido todas esas frases en mi familia al ser 3 hermanas. Y ahora lo vivo, aunque al contrario, con mis dos hijos.
    Yo tengo que reconocer que era crítica con las madres (antes de serlo) y ahora entiendo la dureza del día a día con niños. Pero el amor tan puro y bonito lo merece.

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    1. Pues ya es hora de poner límites a esos comportamientos. Debemos ser fuertes y decir basta. Por el bien de nuestras hijas y de la igualdad real. Cuando surja conversación al respecto, hay que armarse de valor, porque a veces cuesta, y decir no. Espero leerte en nueva entradas, Eva, dando tu opinión. Me gusta mucho ver a esa Eva empoderada. Pronto va nuevo artículo en misma onda.

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  5. Enhorabuena Pablo, lo importante no es ser hombre o mujer es el tipo de persona que se sea y lo que creo fundamental: ser honesto con uno mismo y los que somos padres educar en igualdad , el resto es muy secundario.

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    1. Así es, Javier. Espero leerte en nueva entradas, dando tu opinión. Pronto va nuevo artículo en misma onda.

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  6. Este tipo de reflexiones reflejan una esperanza, un rayo de luz hacia la igualdad. Son nuestra hijas las que van a tener que continuar esa "lucha", pues nuestra sociedad por desgracia no entiende este alegato.
    Siento lastima de los padres que se sienten "desgraciados", "indefensos" o "asustados" por tener descendencia femenina...pues les trasladan esos miedos a nuestr@s hij@s.
    Que orgullo Pablo.

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    1. Gracias Luis. Tenemos que luchar por ello. Sé que serás ejemplo. Seguimos en la brecha.

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  7. Tus hijas son afortunadas del padre que les ha tocado para acompañarlas en este camino. Te lo dice una mujer 😘

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    1. Gracias Patricia. Intento mejorar, ser empático e ir desprendiéndome de ciertos comportamientos que en según qué contexto uno, inconscientemente, puede adoptar.

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