El lenguaje, masculinizado. Lo que no se nombra, no existe.

 

LO QUE NO SE NOMBRA, NO EXISTE

La masculinización de nuestra lengua.

     ¿Cómo no va a estarlo si las mujeres, salvo contadas excepciones en la historia y en ciertas sociedades, han estado silenciadas, si en nuestra R.A.E. sólo contamos con once de los casi quinientos asientos del afamado órgano académico, si los hombres "lo han creado todo", si siempre han copado las primeras líneas de todos los frentes, si las religiones han cercenado la libertad de nuestras semejantes...?

El debate sobre la masculinización del lenguaje y sobre todo del lenguaje inclusivo viene de lejos aunque apenas hayamos sido conscientes de ello. Concretamente, "hay referencias bibliográficas que muestran que, desde los años setenta del siglo pasado, se comenzó a debatir sobre ello."

Quizá como asunto que empezara a ser visible lleve como década y media, allá por 2007, por lo menos esos son mis recuerdos y de lo que he podido constatar en la Red. Aún así, el androcentrismo sigue latente.

Entremos en materia con la más importante (y polémica) de las instituciones vinculadas a la lengua, el castellano en nuestro caso. Respecto al desdoblamiento de sustantivos y adjetivos para conseguir una inclusión ideal, para no dejar al margen a las mujeres, nuestra "amada" R.A.E. se pronuncia de la siguiente manera:

"Este tipo de desdoblamientos son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico. En los sustantivos que designan seres animados existe la posibilidad del uso genérico del masculino para designar la clase".

¡Oléeeee, el genérico mas-cu-li-no, claro1. Vale que la fórmula "ciudadanos y ciudadanas", por poner un ejemplo, atenta contra la economía del lenguaje, pero en lugar de marcar el camino a seguir afirmando que lo suyo sería decir "la ciudadanía", nos obligan a continuar con la preponderancia del masculino, vencedor absoluto e incuestionable.


Las mujeres abanderan el cambio. A las barricadas... y a las academias y librerías.

Mercedes Bengoechea, sociolingüista, catedrática de Filología Inglesa y referente en la defensa del uso del lenguaje no sexista desde una fundamentación académica, señala con claridad las consecuencias del uso del lenguaje sexista sobre la construcción de estereotipos y sobre la identidad de cada género, y cómo ello forma parte de la estructura patriarcal de las lenguas.

Me gustaría citar a la Comisión N.O.M.B.R.A. (NOmitas Mujeres Busca Representaciones Adecuadas) y lo que creo es su principal creación, el documento "NOMBRA", ¡¡del año 1995!! "con el que se pretende mostrar que es preciso pensar el lenguaje desde una perspectiva que está por encima de lógicas que, a pesar de haber sido predominantes, no son las más sensatas para dirimir cuestiones de interés central para el lenguaje. Se plantea una revisión de conceptos [...] ligada a formas de uso de la lengua que ignoran la condición sexuada de la humanidad y la existencia de las mujeres como sujetos libres y autónomos con voz propia."

Aquí dejo enlace al referido documento "NOMBRA", completo. 

Volviendo a la Real Academia Española, ésta no ha cambiado su recomendación sobre el uso genérico del masculino, pues lo considera un término no marcado: «"los alumnos" es la única forma correcta de referirse a un grupo mixto, aunque el número de alumnas sea superior al de alumnos varones»

Lo ideal para hacer uso del lenguaje inclusivo es decir "alumnado", porque no siempre, entiendo, es bueno tirar de la fórmula "los/as", no sólo por economía del lenguaje, si no por sonoridad, entiéndaseme. Pero yo sí soy partidario de darle cera al masculino en combinación al femenino, siempre que puedo.

Como curiosidad, comentar que las lenguas romances como el francés​ y el español​ pueden verse como un reforzamiento del sexismo, en el sentido de que la forma masculina es la forma predeterminada. La palabra «mademoiselle», que significa «señorita», fue declarada desterrada de las formas administrativas francesas en 2012 por el primer ministro François Fillon.

Antes no existía el término "jueza" y ahora sí; se usa con normalidad, aunque se siga viendo también así, "la juez". ¿Por qué no albañila? pues porque hay poquísimas mujeres que se dedican a esta profesión. 

Al hilo de esta reflexión, pedía perspectiva a un buen amigo lingüista. Le hablaba yo de la necesidad de reivindicar el lenguaje inclusivo y él me comentaba que le parecía bien pero que consideraba que meterlo forzadamente sería perjudicial, que tenía que darse de manera natural, desde las generaciones más jóvenes. Y al hilo le hacía partícipe de una curiosa anécdota con mi hija cuando tenía cuatro años, un día jugando con un micrófono; ella me decía que de mayor sería "cantanta", y yo le espetaba que se decía igualmente cantante, aunque ella fuera una chica, pero ella no lograba entenderlo. 

Claro, mi hija asumía el lenguaje no sexista de manera espontánea. Así debe darse y ojalá más pronto que tarde veamos ese cambio estructural, desde la base. Y reflexionando con mi amigo filólogo, coincidíamos en que la existencia de términos como los de modista, en femenino, y modisto, en masculino podrían obedecer a una cuestión de tradición, dado que esa profesión era ejercida por ambos sexos desde el siglo XIX y se asume como normal.

Y es curioso porque el sufijo -ista es siempre invariable pero más curioso es la explicación, que hemos encontrado en la red, de la coexistencia de aquellas palabras : "Parece que los modistas quieren llamarse modistos porque pretenden diferenciarse de las modistas, mujeres ‘que tienen por oficio hacer trajes y otras prendas de vestir para señoras’. Ellos son algo más que unos costureros; son diseñadores de la moda, lo que supone mayor creatividad y, por tanto, mayor prestigio social. Esta puede ser la causa de la oposición anómala de género-sexo modisto (el) y modista (la). Se esconde detrás de esta oposición una actitud machista, por considerar absurdamente que la forma en -o es más prestigiosa que la forma en -a." (extraído de la web del Centro Virtual Cervantes)

Si la mujer tuviera espacio en el gremio de la construcción, por ejemplo, no sería tan malsonante oír "una albañila" o no tan infrecuente "la aparejadora", cuando ya está más que normalizado "la jueza", "la arquitecta", "la técnica", etc. Es cuestión de empatía, de visibilidad, de aceptar otras construcciones en pos de dar presencia y espacio a lo femenino, ya digo, tan denostado por nuestro pasado. ¿La alternativa del neutro? Ya se usaba en la civilización griega.



Tengo claro que no equilibrar la forma de nuestra lengua, el no admitir fórmulas en femenino, el seguir dando prioridad a las arcaicas fórmulas preestablecidas amparadas en patrones heteropatriarcales, todo ello hará que no avancemos como sociedad hacia la igualdad, real, deseada.

Algunas personas piensan que esto del lenguaje es algo innecesario y otras que la lucha hay que relegarla en pro de otras cuestiones y reivindicaciones de mayor calado. No opino igual. Por la boca, por la comunicación, empieza todo. El respeto, el como dirigirse a alguien, el como tratar a un colectivo, el cómo se ve uno/a en relación a un todo, a una comunidad... Por lo tanto, esa batalla hay que pelearla, desde casa, extendiendo causa y pugna en nuestro entorno, escuelas y demás centros educativos, instituciones, etc. 

Pero vayamos a las frases que pueden impactar y dejar claro las reivindicaciones con respecto al lenguaje inclusivo, ya que estamos en la cultura de lo breve y directo (esperemos que no de lo fugaz):

"Al utilizar el genérico masculino, las mujeres no son representadas por igual, pues en el imaginario, cuando se oye una palabra automáticamente se relaciona a los hombres." 
Paula José Quintero (psicoterapeuta) 

 “Siempre tenemos que ver quienes imponen esas reglas. La mayoría de personas de la RAE son hombres que también las plantean de acuerdo a sus pensamientos y sus ideologías, basados en tradiciones”   

Valeria Gutiérrez (integrante del Movimiento Feminista de Nicaragua)

"Debe haber una disposición política de incluir la presencia y los porcentajes de población que somos las mujeres. No es un asunto semántico solamente”.

Mirna Blandón (referente feminista nicaragüense)

"El lenguaje inclusivo supone un cambio estructural para lograr la equidad de género y el respeto a los derechos de las mujeres. Hay quien dirá que es un tema superficial pero es igual de importante para construir el cambio cultural [anhelado]; el lenguaje inclusivo es uno de esos cambios."

 Ana Siu (Comunicadora digital y feminista) 

La palabra en la Administración y otras instituciones

Hablando de instituciones. Recibí allá por 2008 o así un curso de la Administración General de la Junta de Andalucía acerca del lenguaje en la misma, de forma general, ese que se emplea para redactar un oficio, un mail o el que va destinado a elaborar un informe o resolución. Ya por entonces se empezaba a tener conciencia de la importancia de dirigirse correctamente a la ciudadanía, dejando atrás aquel término en desuso de  "administrados", con textos más sencillos y también, por qué no, teniendo en cuenta a ese más del cincuenta por ciento de la población, las mujeres, incluyendo lo del por entonces polémico lenguaje no sexista. Me resultó curioso y a las personas más longevas y/o conservadoras, compañeras, algo chocante. Pero ya me pareció un paso adelante.

A partir de entonces, me interesé por ello, lo fui poniendo en práctica porque lo vi trascendente. Fue cuando fui cambiando mi forma de redactar en aquellos formularios, con modelos normalizados, obsoletos en algunos enunciados, y fui también modificando en cuanto al lenguaje empleado, bien con la controvertida "@", bien con "los/as" y sobre todo intentando unificar en un único vocablo o fórmula que agrupara ambos sexos. 

Así, me encontré con jefes y alguna jefa a quienes no les parecía oportuno redactar así y afortunadamente, otras personas con cargo que lo veían bien y adaptado a los tiempos de cambios que el Feminismo reclama. Lo sigo haciendo; siempre me sirvo de ese lenguaje. Y si tengo que "recriminar" a algún organismo, empresa o cualquier otra institución el mirar por ello, por la inclusión, lo hago; además de a cualquier amigo/a. ¿En el Whatsapp? pongo hasta los signos de puntuación y no me como palabras... imaginaros si meto lo de la "estrategia de género".

Con todo, reconozco que algunas cuestiones vinculadas a la materia que nos ocupa no son fáciles de dilucidar y encajar, pero por supuesto no entraré en la ridícula diatriba de quienes siguen la dinámica siguiente: "Periodistas y periodistos"(simplemente no se puede construir porque el sufijo acabado en -ista no cambia nunca, como regla), "Delanteras centra" (de centro, de ese espacio del campo), etc.

Vamos a poner algunos ejemplos claros y a dar sugerencias para estructurar el lenguaje inclusivo y entender su relevancia, ya a nivel de gramática:

➤ Empecemos indicando que hay palabras específicas (sustantivos epicenos, se denominan) que tienen un solo género gramatical y designan a todas las personas independientemente del sexo biológico (la víctima, la persona).

➤ Algunas expresiones tienen una connotación negativa que nace de una concepción estereotipada de las características de los géneros, por lo que se recomienda evitarlas. Ejemplos:

Los hombres no lloran.

Corre como una niña.

Se comporta como un hombre/como una señorita.

Es fuerte como un hombre.

➤ Es buena fórmula el sustituir el verbo "ser" por "estar". “Estamos comprometidos con este proyecto” por “tenemos un compromiso con este proyecto”.

➤ Uso de estrategias gramaticales neutras, como recurrir a la palabra «persona» o «personas» para evitar el masculino genérico; también se recomienda emplear estructuras genéricas («gerencia» en lugar de «los gerentes»; «el cuerpo de fiscales», en lugar de «los fiscales», «el alumnado» en lugar de «los alumnos»)  o el pronombre relativo «quien/es» («quienes cumplan los requisitos» en lugar de «los que cumplan los requisitos».

Bien. Veamos el lenguaje ahora en los libros. Hablemos de algunos que vienen a cercenar estereotipos, a denunciar lo que se asume como normal y a aportar aire renovado para nuestra sociedad. 

"¿Por qué hay tantos insultos y palabras despectivas hacia las mujeres con nombres de animales?"

     El Feminismo, como movimiento socio-cultural, ha tenido que decir mucho al respecto y sigue desempeñando un papel esencial en la eliminación de cierto tipo de lenguaje, el empoderamiento de la mujer, su visibilización en múltiples esferas sociales y la lucha por una sociedad más igualitaria, y como tal, también está presente en la literatura y textos que ayudan a entender su aparición, evolución y hacia dónde se dirige. 


Cito algunos libros y creaciones que considero relevantes y que están relacionados tanto con este fenómeno social tan trascendente como con una visión en femenino de nuestro entorno.

"Feminismo para principiantes" (Nuria Varela. 2005. Editorial B de Bolsillo, última edición, 2021). Un juicioso y profuso estudio de las distintas etapas y olas del Feminismo.

"Querida Ijeawele: Cómo educar en el Feminismo" (Chimamanda Ngozi Adichie. Random House, 2017). La escritora "de moda".

"No es país para coños" (Diana López Varela. Ediciones Península, 2016). En tono de humor, esta joven escritora, guionista y directora, cuenta sus vivencias y qué es para ella el Feminismo.

"Ni por favor ni por favora" (María Martín. Los libros de La Catarata. 2019). "Las mujeres tenemos que apañárnoslas para nombrarnos como podemos. Por eso, en este libro encontrarás muchas herramientas para utilizar el lenguaje inclusivo de forma sencilla y amena."

"El segundo sexo" (Simone de Beaubois, 1949). Ensayo madre sobre la concepción, evolución, derechos y libertades de las mujeres. A la reconquista de la auténtica identidad.

Idiotizadas. Un cuento de EmpoderHadas. (Moderna de Pueblo. Zenith, 2017). "Moderna de pueblo ha crecido escuchando frases como «eso no es propio de una señorita», «esa es una guarra» o «el día de tu boda será el más feliz de tu vida». Pero después de conocer a Zorricienta, Gordinieves y la Sirenita Pescada empieza un largo camino para desaprender todo lo que nunca deberían haberle enseñado."

"Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes: 100 historias de mujeres extraordinarias" (Elena Favilli y Francesca Cavallo. Editorial Destino, 2017)

"Malas mujeres" (María Hesse. Editorial Lumen).  Burla irónica e inteligente donde se cuenta que aquellas famosas "malas mujeres" más bien fueron mujeres valientes, fuertes y rompedoras. La historia la contaron los hombres pero ya va siendo hora de que cambie.

"La Perra, La Cerda, La Zorra y La Loba" (Luis Amavisca y Marta Sevilla. Nubeocho Ediciones, 2020). Se trata de un cuento donde "los animales ponen voz a las sin voz y otorgan verdadero significado a esos mal usos que empleamos en nuestra sociedad. 

¿Por qué hay tantos insultos y palabras despectivas hacia las mujeres con nombres de animales? Eso se preguntan esas animales en el libro de mismo título, de Luis Amavisca y Marta Sevilla (2020, Nubeocho Ediciones)"

Imagen extraída de la web imaginamas.org

Y es que siempre hemos visto normal que términos y frases como: zorra, guarra, perra, cerda, es un coñazo, tiene un chocho que se lo pisa, es una nenaza, llora como una chica, sexo débil, frágil como una mujer, etc. se atribuyan al género femenino. Y ¡ya basta!

El cómo se cuentan las cosas es vital para construir modelos. Al final, articular lenguaje es dar visibilidad a lo que no la tiene. Me permito la licencia en este artículo de reflejar esta realidad citando diversos documentos escritos que apuestan por reivindicar el papel de la mujer libre, independiente, capaz, contadora de historias.



¿Será el deporte una excepción a lo excluyente del lenguaje? ¿podrá ser una herramienta para combatir desigualdades?

Lenguaje sexista y deporte.

Recuerdo, y suelo ponerlo como ejemplo de ridiculez, cuando era entrenador de baloncesto, de categorías inferiores, de equipos femeninos, una vez que fui a una concentración de una selección sevillana, equipo infantil (niñas 12-13 años), como ayudante, y en la noche previa a otro partido hablaba con el entrenador principal acerca de gestión de equipos, táctica y supongo que sobre trato a jugadoras, porque salió el tema y le dije que me sorprendía que él se dirigiera a las chicas como "tíos". Cuando tenía que explicarles algo, para él eran chicos. Decía, por ejemplo, "¡Pero tíos, que tenemos que defender mejor, tíos" o "Cogemos, paramos, y todos venimos aquí", frases de ese tipo. En ningún momento tenía empatía o se paraba a pensar que eran niñas, que no debía referirse a ellas así.

Yo lo veía meridiano. Tenía que emplear el femenino, verbalizar acorde a su género. Y siempre lo he hecho. He usado el "todas estamos concentradas", para que se vea claro lo que quiero decir. He empleado la fórmula "vamos a echarle ovarios al partido"; rara vez el "cojones", aunque tampoco pasaría nada. Pero claro, la testosterona está tan arraigada... que ya cansa y sobra, en este contexto.


He recopilado una breve lista de títulos relacionados con la pluma de mujeres que quieren hacer visible el deporte femenino:

"No las llames chicas, llámalas futbolistas" (Danae Boronat. Libros Cúpula, 2021). Muy sesudo estudio, desde los orígenes del fútbol femenino, hasta la actualidad, pasando por un interesante análisis económico, repaso a la andadura de la Selección Absoluta, con sus grises y negros, etc.

"Yo también quiero jugar al fútbol" (Mayca Jiménez, con ilustraciones, preciosas, de Alicia Caboblanco. Lunwerg Editores, 2022). "Obstáculos y prejuicios son una constante en la historia del fútbol femenino. A ellos han tenido que hacer frente las mujeres que han querido convertir el deporte rey en su profesión." Por sus páginas pasan jugadoras tan relevantes como Lily Parr, M. Rapinoe, Morgan, Sam Kerr, Marta Vieira da Silva, : Nadim o Alexia Putellas.

"El fútbol que no nos quisieron contar" (Sara Portillo y Inés Sánchez. Librofutbol.com, 2021). "Recoge las historias de dieciséis países y de infinitas jugadoras que lucharon a contracorriente por un sueño en común."  

"Corredora" (María Reimóndez. Editorial Fóra de Xogo, 2017). La historia de Genet, joven etíope que descubre en el atletismo una salida vital. Corredora, una "historia colectiva de superación deportiva."

"Mujeres en el deporte" (Rachel Ignotofsky. Nórdica Libros, S.L., 2018). Cuenta los "logros e historias de 50 destacadas deportistas desde la década de 1800 hasta la actualidad, incluyendo mujeres que han sido pioneras en su deporte."

"De niñas a Leyendas" (Taller de solidaridad, 2019). "25 mujeres deportistas que han hecho historia.

Está todo abierto, pero lo que no debe cerrarse es la puerta de conseguir mayores cuotas de igualdad y equilibrio a través de otra herramienta más, y bastante potente, como es el lenguaje. Reflexionemos y actuemos.

Os dejo varios enlaces a otros contenidos del blog Aula Arcana, relacionados en alguna medida con la materia tratada:

👉 Sexismo en las pantallas y otros fangos.

👉 Con dos ovarios (y los que hagan falta)

👉 Fútbol femenino. Evolución del último reducto del deporte masculinizado


Acabo con un poco de humor, que siempre es bueno. Espero os haya sido de utilidad este artículo. Y por supuesto cualquier aporte al respecto, corrección o sugerencia serán bien recibidos en comentarios (abajo) o vía mail (aulamater.arcana@gmail.com)





   Fdo.: Arcano Indescifrable.


Fotos que acompañan al texto, extraídas de FreePik y Pixabay.

Imagen de la mujer albañila (construcción), autoría de Kamran Aydinov (en FreePik)

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